Cepillarnos los dientes antes de irnos a dormir es el mejor favor que podemos hacerle a nuestra boca.

Clínica Dental Zental Clinic en Majadahonda (Madrid) quiere darte tres motivos.

Aunque cada persona es única y tiene unas necesidades de higiene bucodental diferentes, la recomendación general es que debemos cepillarnos los dientes al menos dos veces al día, durante dos minutos, además de usar al menos una vez el hilo dental o los cepillos interdentales. El momento idóneo para hacerlo no tiene por qué ser necesariamente después de comer, a veces es más conveniente cepillarnos antes de ingerir ciertos alimentos, pero solemos optar por hacerlo tras el desayuno, el almuerzo y la cena –en caso de cepillarnos tres veces al día– o tras el desayuno y la cena –si lo hacemos un par de veces–.

La pregunta es: ¿Por qué es más perjudicial saltarnos el cepillado de antes de dormir que aquel que hacemos tras el desayuno o el almuerzo? Los motivos son tres:

  • Las bacterias tienen más tiempo para hacernos daño.

Ciñéndonos al horario español estándar, las tres principales comidas del día tienen entre sí un espacio de unas 6-7 horas; sin embargo, desde que nos acostamos hasta el día siguiente, tras el desayuno, pueden transcurrir más de 10 horas. Por tanto, suponiendo que nos cepillemos después de cada comida, el tramo nocturno se presenta para las bacterias como el más extenso para poder campar a sus anchas.

La primera amenaza que aparece sobre nuestro esmalte después de un tiempo sin cepillarnos se denomina biopelícula dental y suele necesitar unas 12 horas para formarse. Sobre ella comenzará a acumularse y formarse el biofilm bacteriano o placa bacteriana. Si acortamos los tiempos entre higiene e higiene, no daremos pie a que se forme y, por tanto, tendremos menos posibilidades de sufrir caries o inflamación de encías (gingivitis y periodontitis).

  • Producimos menos saliva.

La saliva protege nuestros dientes ya que, por un lado, regula el pH y neutraliza los ácidos generados por la fermentación de los alimentos; y, por otro, ayuda a la remineralización dentaria gracias a su contenido en calcio y fosfatos. Sin embargo, la segregación de saliva sigue un ciclo circadiano en nuestro organismo, lo que significa que por la noche segregamos menos cantidad y, como consecuencia, nuestra boca está más desprotegida y las bacterias pueden adherirse más fácilmente a nuestros dientes.

  • Disminuye el pH de la boca.

Durante la noche, el pH de la cavidad oral disminuye, creando un ecosistema más ácido y, por tanto, más propicio para el crecimiento de las bacterias anaerobias, causantes de las enfermedades periodontales y las periimplantarias (aquellas que afectan a los portadores de implantes).

Puesto que no podemos evitar segregar menos saliva durante la noche o que disminuya el pH de nuestra boca, lo único que sí está en nuestras manos es cepillarnos los dientes antes de dormir para evitar que al biofilm bacteriano le dé tiempo a formarse. Ahora sí conocemos los motivos por los que irse a la cama sin lavarse los dientes es peor de lo que crees.